Ahora, hay que estar muy atentos a las chinches en soja
En la mayoría de las zonas agrícolas está aumentando la actividad del complejo de chinches y también hay un incremento de la densidad poblacional de esta plaga que puede provocar graves daños a la soja y al maíz, según un informe que acaba de publicar el Servicio de Alerta de Plagas del INTA Pergamino.
Las pérdidas varían de acuerdo al estado reproductivo de la soja y a la especie de chinche. “El mayor impacto, por la distinta susceptibilidad de la soja a los daños de la plaga, se produce en el estado de formación de vainas (R3 y R4)”, avisa Nicolás Iannone, referente en plagas del INTA Pergamino.
En esta etapa de desarrollo de las plantas, las punciones de las chinches producen rápidamente un retorcimiento de las vainas en forma “espiralada”, las cuales inmediatamente se secan y caen, lo que provoca que se pierdan vainas enteras.
A PARTIR DE R6, DAÑOS MENORES
A partir de grano lleno (R6), las pérdidas son menores y para que se justifique económicamente el control de la plaga tienen que detectarse mayores cantidades de chinches por metro en R6 respecto de R5. La excepción es cuando ese lote va a ser destinado a producir semillas (ahí si conviene pulverizar para evitar que caiga la calidad de los porotos).
En las etapas R5 y R6, las chinches pueden afectar el poder germinativo de las semillas a partir de un umbral de una chinche verde por metro y de medio metro en el caso de una chinche de la alfalfa, ya que los ataques de esta última plaga son más severos y afectan en mayor media la calidad de las semillas.
“En el estado R7, la chinche verde produce sólo una tendencia a la merma en la calidad de la semilla (excepto que haya poblaciones muy altas), pero la chinche de la alfalfa, en cambio, continúa causando una significativa reducción en la viabilidad y el vigor de la semilla”, advierte Iannone.
El complejo de chinches también tiene un potencial efecto fisiológico sobre las plantas, ya que los daños pueden causar retención foliar (retraso de la senescencia del cultivo), con la consecuente permanencia aún después de R6-R7 de tallos y hojas verdes y, en ciertos casos, también vainas verdes. Esta adversidad, que afecta notoriamente el proceso normal de maduración, es un problema al momento de cosecha y generar “manchones” en el lote, sobre todo en las cabeceras.
“El síndrome de retención foliar es más intenso con la chinche de la alfalfa, incluso con poblaciones que no superan el umbral de control”, concluye el informe del INTA Pergamino.